jueves, 16 de enero de 2014

“La desobediencia cobra sentido solo cuando se convierte en una disciplina moral mas rigurosa y ardua que aquella contra la que se rebela”.
El libro de Calvino es todo un manifiesto sobre la conciencia de vivir en un mundo en el que se niega la más sencilla individualidad de las personas, reducidas a una serie de comportamientos preestablecidos, una mofa alegórica al compromiso y al racionalismo.

Es absurdo, por tanto, racionalizar su contenido. Es una fabula, nadie se cuestiona que Pinocho sea de madera, hable y crezca, ni Alicia corretee por un país con hombres de lata ni cartas que hablen. Cosimo, el personaje de la novela, no el protagonista,  lo somos todos de una manera u otra, todos nos subimos a nuestro árbol particular incluso a veces colectivo, para “distanciarnos” del suelo entendido como La Realidad. Unos bajan de vez en cuando, otros apenas se suben y otros muchos permanecen. 

1 comentario:

  1. “……Ahora ya no se que nos traerá este siglo XIX, comenzando mal y que continua cada vez peor. Pesa sobre Europa la sombra de la Restauración; todos los innovadores, fuesen jacobinos o bonapartistas, derrotados; el absolutismo y los jesuitas han vuelto al poder; los ideales de la juventud, las luces, las esperanzas de nuestro siglo XVIII son cenizas.
    Yo confió mis pensamientos en este cuaderno, y no sabia expresarlo de otro modo, siempre he sido un hombre sosegado, sin grandes arrebatos o manías, padre de familia, de linaje noble, ilustrado de ideas, respetuoso de las leyes. Los excesos de la política nunca me dieron sacudidas demasiado fuertes, y espero que así continúe. Pero por dentro, ¡qué tristeza!.
    Antes era distinto, estaba mi hermano, yo me decía; “Esta ya el que piensa”, y yo me ocupaba de vivir……..”

    Tristeza, una gran tristeza.

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